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EL HAIKU POR LAS ACERAS: LAS JAPONERÍAS

El haiku por las acerases en realidad una trilogía. Urbanos demasiado urbanos, el libro que abre la serie, contiene una colección de haikus libres, haikus de ambiente ciudadano que no se ciñen a la ortodoxia métrica, tal y como ya los escriben los propios japoneses. Ciudad absuelta en cambio está compuesto sólo por haikus clásicos, de estructura convencional. Cierra la trilogía una obra mixta, Poemas para leer en Tokio o en Madrid, donde a cada haiku le acompaña en la página contigua un poema de formato, digamos, occidental, un poema que lo glosa, que se ocupa del mismo tema con mayor detenimiento. Nuestra época hablará de mestizaje. Yo me he propuesto sólo escribir unos haikus...

 

 

Noche de agosto. Luces encendidas y ventanales abiertos.

Cierro a Lope y veo desde el balcón que en las casas de enfrente

se está representando la vida...

 

 

 

Noviembre. Por el parque anochecido

amables rusas exhiben su escueta lencería... Las mulatas protestan

detrás de los abrigos.

 

 

 

Dos matrimonios, la cena y un álbum. "La tumba de Akhenaton"

señala la anfitriona. "Sí, allí también estuvimos. ¿Te acuerdas, Julio?" evocan tristes los otros, faraones expoliados.

 

 

 

La catedral. Y esta bandada de turistas que comparte su pan

con un grupo de palomas. Hasta que el guía los convoca, y se acercan,

y picotean migajas de cultura.

 

 

 

 

 

 

Un niño obeso

viendo ancianos jugar

a la petanca.

 

 

Bajo el cartel

de una agencia inmobiliaria

duerme un mendigo...

 

 

Un perro mira

a dos aparcacoches

ladrar rabiosos.

 

 

Se abstrae el caco

en la niebla que sube

por las paredes.

 

 

Aves erradas

reposan en el brazo

de una grúa.

 

 

 

 

Tokio

 

 

Nuevo puñal

persigue al africano...

¡Tribu del hombre!

 

 

 

Madrid

 

 

TRIBU DEL HOMBRE

 

 

Escapó de los machetes

de alguna raza enemiga,

y navegó por las dunas,

en un desmantelado cascarón

atravesó las aguas,

desembarcó en las costas

de la sedienta Almería,

en autobús recorrió

la desolada meseta,

e instalado por fin en la ciudad,

en la vasta ciudad,

descubrió con angustia

que otro clan le asediaba.

 

Porque ahora,

en la noche del suburbio,

una salvaje tribu

lo persigue de nuevo

con los mismos puñales asesinos-

una salvaje tribu

de aborígenes blancos

 

  

© 2015 DANIEL LÁZARO ABOLAFIO

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